Poza Rica, Ver.- En un giro inesperado en el sector de limpia pública, la ejecución del exadministrador de Discricar, Amando Solís, ha desatado una serie de eventos que podrían alterar el panorama del servicio en la región.
Fuentes internas del ayuntamiento indican que Solís Guzmán, quien fue asesinado recientemente, había estado involucrado en un acuerdo ilícito con la síndico Lizeth Guerra, al parecer entregándole tres millones de pesos para obtener un contrato de un año para la empresa Discricar.
Tras la ejecución de Solís, la empresa Discricar ha enfrentado una serie de irregularidades, incluyendo el incumplimiento en la cobertura de rutas y la prestación del servicio.
La situación ha puesto en evidencia una serie de problemas internos y cuestionamientos sobre la gestión del servicio de limpia pública en la región.
Ahora, Jesús Roberto Hernández Monter se ha posicionado como el nuevo protagonista en la búsqueda de estabilidad para la empresa Discricar.
Hernández Monter está intentando actuar como intermediario entre el gobierno y la empresa, con la intención de asegurar una concesión de limpia pública por 15 años.
Este movimiento destaca la creciente importancia y los intereses millonarios en el negocio de la basura, un sector que, como ha demostrado el trágico destino de Solís, puede tener consecuencias fatales.
El contexto de estos eventos subraya un ambiente de corrupción y competencia feroz, donde el control sobre el servicio de limpia pública se convierte en una pieza clave dentro de un lucrativo negocio que ha demostrado ser no solo en términos financieros, sino también personales.
La comunidad y las autoridades deben estar atentas a las nuevas dinámicas que podrían surgir en este sector, a medida que los interesados buscan capitalizar sobre la situación.
Jesús Roberto Hernández Monter busca quedarse dentro del millonario negocio de la basura para obtener las “dadivas” de la empresa Discricar.